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El historiador griego Polibio, que vivió en el siglo II a. C., habla de una ciudad: Aegyptna, que fue destruida por los romanos.

Algunos “historiadores” de Cannes, deseosos de tener antepasados ​​ilustres, lo han localizado en Cannes. Los especialistas ahora aceptan rechazar esta ubicación. De hecho, no sabemos dónde estaba. Lo que sí sabemos es que aquí, en la protohistoria, los primeros “turistas” fueron los ligures.

Fueron ellos quienes probablemente se asentaron en el promontorio (el Suquet hoy). Construyeron un campamento fortificado: un oppidum. Desde su mirador, pudieron observar a sus compañeros que también se habían fortalecido en la eminencia rocosa donde ahora se encuentra Fort Vauban, en la isla de Sainte-Marguerite.

En lo alto de la ciudad se alzaba un puesto fortificado romano llamado Castrum (nombre actual la Castre). En el año 1000, los monjes de Lérins se convirtieron en propietarios. Para protegerse de los sarracenos, los monjes iniciaron la construcción de la Torre y las murallas. Desde el 900 hasta finales del siglo XV, la historia de Le Suquet está íntimamente ligada al Monasterio, aunque en 15 la villa se transformó en municipio. Los monjes aflojaron un poco su agarre en contra de la obediencia, pero aún permanecieron muy presentes.

La rue Saint Antoine, es una de las calles más antiguas de Cannes, solía ser el hogar de 40 comerciantes. En 1500, el casco antiguo no tenía escaleras, las calles estaban en pendiente con un canal en el medio al que se arrojaban las aguas residuales y la basura. En el siglo XIX, grandes obras de saneamiento, destrucción de las casas en ruinas… Hoy, la rue Saint Antoine es la meca de la gastronomía local.

Es gracias a circunstancias imprevisibles que Cannes se convirtió en un lugar de vacaciones de invierno; de hecho, para detener una epidemia de cólera, la ciudad de Niza impuso medidas draconianas a los viajeros que se dirigían a Italia. En noviembre de 1834, el sedán del canciller inglés, Lord Brougham, fue inmovilizado en el Pont du Var. Incapaz de llegar a Génova, el Canciller se dirigió hacia la pequeña ciudad de Cannes y se detuvo en el Hotel Pinchinat para pasar la noche. La belleza del lugar y la amabilidad de los lugareños lo animaron a quedarse más tiempo. Nunca tuvo que irse, vivió en Cannes durante 34 años y murió allí a los 90 años en 1868.

Gracias a él, el sitio de Cannes se convirtió en un hito de la colonia inglesa. A partir de esta fecha, Cannes comenzó a sentir los efectos beneficiosos del establecimiento de una colonia de aves invernales británicas y del progreso del comercio con las relaciones terrestres más fáciles con el mundo exterior.

En 1871, superó los 10,000 habitantes, convirtiéndose en la segunda ciudad más grande del distrito de Grasse. El impulso se dio, en 1870 había 215 villas, 34 hoteles y varios edificios religiosos de diversos cultos en la ciudad, equipados con alcantarillado, iluminación de gas y agua potable. La gotha ​​alemana, rusa y suiza había seguido el ejemplo del Reino Unido, y Prosper Mérimée, que había llegado a Cannes como inspector de monumentos históricos, introdujo a la "nobleza" en los encantos de la ciudad.

Les îles de Lérins: a poca distancia de La Croisette, frente a la bahía de Cannes, las islas de Lérins le dan la bienvenida. En un entorno idílico con la naturaleza preservada, estas joyas del Mediterráneo ofrecen al visitante una colección única de flora y fauna, así como una historia singular que combina los misterios de la Máscara de Hierro con la tranquilidad de los monjes cistercienses, verdaderos remansos de paz. Todo aquí es una invitación al descubrimiento.